Y me siento bien, la vida pasando mientras aprendo, la vida yéndose con sentido, entre la borrachera y la conciencia, entra la lujuria y el cansancio.Me encuentra con las manos vacÃas, con la cabeza llena, con el corazón recuperado, sé que hice, que fui y donde estuve.
Pasa el lunes…
Pasa el lunes y pasa el martes
y pasa el miércoles y el jueves y el viernes
y el sábado y el domingo,
y otra vez el lunes y el martes
y la gotera de los dÃas sobre la cama donde se quiere
dormir,
la estúpida gota del tiempo cayendo sobre el corazón
aturdido,
la vida pasando como estas palabras:
lunes, martes, miércoles,
enero, febrero, diciembre, otro año, otra vida.
La vida yéndose sin sentido, entre la borrachera y la
conciencia,
entre la lujuria y el remordimiento y el cansancio.Encontrarse, de pronto, con las manos vacÃas,
con el corazón vacÃo,
con la memoria como una ventana hacia la obscuridad,
y preguntarse: ¿qué hice?, ¿qué fui?, ¿en dónde estuve?
Sombra perdida entre las sombras,
¿cómo recuperarte, rehacerte, vida?Nadie puede vivir de cara a la verdad
sin caer enfermo o dolerse hasta los huesos.
Porque la verdad es que somos débiles y miserables
y necesitamos amar, ampararnos, esperar, creer y afirmar.
No podemos vivir a la intemperie
en el solo minuto que nos es dado.¡Qué hermosa palabra «Dios», larga
y útil al miedo, salvadora!
Aprendamos a cerrar los labios del corazón
cuando quiera decirla,
y enseñémosle a vivir en su sangre,
a revolcarse en su sangre limitada.No hay más que esta ternura que siento hacia ti,
engañado,
porque algún dÃa vas a abrir los ojos
y mirarás tus ojos cerrados para siempre.
No hay más que esta ternura de mà mismo
que estoy abierto como un árbol, recorriéndolo todo.He aquà la verdad: hacer las máscaras,
recitar las voces, elaborar los sueños.
Ponerse el rostro del enamorado,
la cara del que sufre,
la faz del que sonrÃe,
el lunes, y el martes, y el mes de marzo
y el año de la solidaridad humana,
y comer a las horas lo mejor que se pueda,
y dormir y ayuntar,
y seguirse entrenando ocultamente para el evento final
del que no habrá testigos.